¿Por qué los faldones de cristianar asustan a algunos y enamoran a otros?
Llega la época de la famosa festividad celta Halloween, nacida en Europa, que poco a poco se fue popularizando por EE.UU como una celebración divertida con disfraces de terror. Está fiesta celebra el fin de la cosecha y el mundo de lo sobrenatural con calabazas, caramelos y humor, llegando a convertirse hoy en día en una fiesta global. En cambio en España celebramos el Día de Todos los Santos, una tradición muy arraigada en los países de tradición católica, donde se honra a los difuntos con flores, dulces típicos (como los huesos de santo o buñuelos) y en un tono más espiritual y familiar.
Debido a la globalización, actualmente en España celebramos las dos; el 31 de Octubre Halloween “All Hallow Eve” (víspera de Todos los Santos) y el Día de todos los Santos el 1 de Noviembre. Durante los días previos a esta festividad todo nuestro mood va relacionado con el miedo: los sustos, truco o trato, espíritus, los fantasmas y las calabazas… Y con la escusa en la época que estamos inmersos, me pareció interesante contaros lo que me ocurrió el otro día en la tienda física. Se trata de una reacción recurrente, que cuando ocurre me llama mucho la atención. Unos clientes vinieron a ver un traje de bautizo y entre todas las opciones que tengo les saco un Faldón de Cristianar blanco roto, precioso, lleno de entredoses, súper trabajado y con su capota a juego.
Las reacción fue de película de terror: “¡Ay no! ¡me recuerda a la niña de la curva!”, “Uhhh, qué miedo…” o la típica relación con la vestimenta de los Amish (y a mi me saca una sonrisa jajaja, y pienso... que daño han hecho esas películas).
Yo que soy curiosa por naturaleza decidí ponerme manos a la obra e investigar para comprender porque hay personas que relacionan esta vestimenta a algo de miedo o terror. ¿En qué momento lo clásico empezó a dar miedo?

El origen del faldón de cristianar: una historia que sobrevive al paso del tiempo
Antes de que el cine los convirtiera en un icono de terror, al igual que muchos ritos relacionados con la religión, los faldones de cristianar era un vestimenta símbolo de todo lo contrario: pureza, amor y protección.
Su historia se remonta a siglos atrás, cuando el bautizo era uno de los rituales más importantes de la vida familiar.
En muchos países católicos, los bebés se bautizaban pocos días o semanas después de nacer. Esto se debía a varias razones:
- Motivo religioso: el bautismo se consideraba esencial para “limpiar el pecado original” y asegurar la salvación del alma del niño, por eso se hacía cuanto antes.
- Costumbre social y familiar: era un acontecimiento importante, casi una primera presentación del bebé a la comunidad y la familia y tiene que ir vestido especial.
- Contexto histórico: antiguamente, la mortalidad infantil era alta, así que las familias procuraban bautizar al niño pronto “por si acaso”.
Con el tiempo, la costumbre se ha ido relajando: hoy muchas familias esperan varios meses o incluso celebran el bautizo cuando el bebé ya es más mayor, como un acto más simbólico que urgente.
El color blanco representaba la inocencia del recién nacido y su entrada pura al mundo. Uno de los motivos por los faldones se confeccionaban con tejidos naturales; algodón, seda natural, lino y se guarnecían con encajes, jaretas y bordados. Esta decoración normalmente era hecha a mano, a veces por las propias abuelas de la familia. Cada puntada era una muestra de cariño hacia el nuevo miembro de la familia, y cada prenda de esta celebración se guardaba con mimo como un pequeño tesoro que pasaba de generación en generación. Siendo una forma de unir a la familia a través del tiempo, una tradición en la que los miembros que ya no estaban, podían acompañar de una forma bonita a las nuevas vidas y nuevas historias.
Un legado artesanal que perdura en la moda infantil española
En distintas zonas de España, los diseños fueron adoptando su propio estilo: en el norte, faldones más largos y sobrios; en el sur, más ornamentados, con encajes de bolillos y puntillas bordadas. Y aunque los tiempos han cambiado, la esencia sigue siendo la misma:
una prenda hecha con cariño, para vestir esos momentos especiales y perdure con cariño en el tiempo.
Hoy, muchas marcas españolas siguen confeccionando faldones y capotas con ese mismo espíritu.
En tiendas como la nuestra, seguimos apostando por la moda infantil artesanal y producida en España. Donde encontraréis prendas clásicas actualizadas al momento que vivimos.
¿Y por qué ahora nos asustan las prendas clásicas?
La respuesta está en nuestra historia de vida (en la sociedad que estamos viviendo y en los medios de comunicación).
Durante años, las películas de miedo nos llenaron de imágenes de niñas de blanco, con cara susto y vestidos tipo "sabana blanca", o las historias terroríficas de comunidades religiosas como por ejemplo los Amish. Y claro, ahora cuando alguien ve un faldón largo o una capota… ¡automáticamente piensa en una película de terror!
Percibiendo así lo clásico como algo raro, antiguo o fuera de lugar, cuando en realidad su función se creo para algo más tierno y familiar. Cuando alguien siente rechazo o extrañeza ante una prenda clásica, lo que siente no es miedo, sino que es pura percepción asociativa. Son imágenes, recuerdos, que hemos ido acumulando con el tiempo y que por circunstancias han sido negativas o positivas.
Pero en realidad los faldones de cristianar, las capotas bordadas a mano, los vestidos de bautizo tradicionales no son cosa de terror. Son piezas que hablan de historia, de familia y de vestir a un bebé con el cariño de algo artesanal.
Lo clásico sobrevive al paso del tiempo
En nuestra tienda creemos en que la moda infantil clásica nunca va pasar de moda. Tendrá sus momentos porque las modas son cíclicas y cambian según la cultura, los medios y las tendencias… pero lo de siempre va perdurar al paso del tiempo. Nos gusta pensar que cada prenda lleva un pedacito de historia, del saber hacer humano, pero también de un futuro que conserva su pasado para hacer las cosas aun mejor.
Porque cuando no sabemos que ponernos acudimos a lo clásico y eso, no es antiguo, todo lo contrario, es elegir historia con amor y tradición familiar. Algo que nunca jamas pasará de moda y seguiremos acudiendo.
Así que se después de este Halloween, acudes a un bautizo o ves a un bebé con un faldón por la calle, que le ha hecho su abuela, no grites “¡socorro!” Sonríe.
Porque lo que tienes delante no es un fantasma… es una tradición que sigue viva y que nunca pasará de moda.